Encontré, entre libros viejos y agendas llenas, una hoja doblada perfectamente en seis partes, pude reconocer mi letra en cuanto la vi. Después de diez años, la sensación al recordar, no ha cambiado mucho. Lo que pude escribir para el funeral de mi padre: "Amaneció nublado, como si el día lo supiera, era domingo y sólo eso bastaba para hacerme feliz, sabía que saldríamos más tarde, usaba el vestido vino, el que tu me regalaste, el que siempre será mi favorito. Esperé con ansias la llamada que me avisara sobre tu llegada, entonces el reloj siguió avanzando como avanzan las cosas sin sentido, dieron las dos en punto pero el teléfono no sonó, pensé que seguramente te habías atorado en el tráfico, planeaba todo lo que te diría y a las tres ya tenía la perfecta lista de las cosas que necesitaba preguntarte, no cabía mi emoción por verte llegar, entonces dieron las cuatro y comencé a preocuparme, pensé que el teléfono no había tenido señal en el momento más importante así q...