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Mostrando entradas de 2020

Coacalco centro, mi Tangamandapio

Y bueno si; me gusta mucho mi pueblo.  "Hace mucho viví por aquí, recorrí muchas de sus calles, aunque no eran las mismas que ahora frecuento, todo parecía más grande, como un laberinto para el cual solo Kimy tenía el mapa y yo, prendida de su mano, la seguía feliz a todas partes. Recuerdo la escuela, el camino a casa, la tortillería donde siempre “adoptaba” perros (o al menos los mantenía a salvo hasta que me descubrieran), el lugarcito con golosinas, los bailes en el kiosko, cuando la palabra “vergüenza” no existía para mí, y también recuerdo que me tuve que ir. Aunque nunca quise, la vida me llevó un poco lejos. Por algunos años conocí otras calles que me llevaron a recorrer otros caminos, que me presentaron a otras personas, que me alejaron del lugar donde crecí. Ahora que estoy de vuelta, todo es diferente, las casas no son las mismas y en ellas no viven las mismas personas, si es que aún viven, no pase demasiado tiempo fuera, pero la niña que se fue jamás regresó, ya no ...

Por si un día te hago falta

Considero la muerte como una posibilidad que no distingue edades, condiciones ni nada que la pudiera hacer "predecible", por eso siempre me he encargado de dejarle señas de mi vida a la gente que amo, porque se que la pena duele y aunque no logre minorizarlo, me gusta pensar que podrán imaginar que estuve con ellos a través de lo que pensé.  Esto especialmente fue para mi pareja, que sin duda se que lo necesitaría.  "Para el amor de mi vida  Querido, si puedes leer esto es porque he dejado vacío mi lugar en la mesa, ya no me encontraras a tu lado por las noches ni te volveré a molestar con mis pies fríos. Debes estar asustado, terriblemente triste y pensarás que el problema eres tú, que dos no son casualidad, pero escucha, no importa porque me fui, ya veré que tengo que hacer para no apartarme de tu lado, para seguirte cantando hasta que te fastidies, para llenarte de besos y abrazos que ahora deberás sentir en el corazón. Mientras tanto, por favor no llores que me p...

Lo malo

Mi otra perspectiva del Covid: "Estoy en el noviembre de uno de los años más complicados para el mundo, lo bueno, es que a pesar de todo estoy, y no planeo irme a ninguna parte, que mi familia está sana, que tanto mi esposo como yo, tenemos un buen empleo, tenemos casa y dos perros, que todos vemos, oímos y amamos ¿lo malo? Lo malo es el resto, fuera de la burbuja de nuestra vida, ahí está lo malo, los niños sin internet para las clases o sin clases, las madres angustiadas, los trabajadores que deben salir a diario porque para la empresa no son indispensables, y las mismas empresas, tratando de conocer un margen ya no de ganancia, sino de supervivencia. Afuera está lo malo, la desesperación, las pérdidas económicas y los lugares vacíos de los que se salieron y jamás regresaron, afuera están ellas, rogando por ser encontradas, saliendo con miedo, pidiendo a Dios más que una oportunidad laboral igualitaria, que disminuya la probabilidad de ser secuestradas, violadas y asesinadas...

El día en que todo se detuvo

Se llamó Covid, y aquí escribía sobre lo impactante que era el inicio de este cambio en nuestras vidas.  "De repente nos detuvimos todos, las   escuelas cerraron mientras las calles, poco a poco se fueron vaciando, esta primavera llegó sin festivales, no hubo niños vestidos de animalitos rumbo a la escuela con una coreografía perfectamente ensayada, ni madres tomándolos de la mano mientras con la otra se aseguraban de llevar la cámara, tampoco los habrá en mayo. Disminuyeron nuestras prisas y la vida de repente se nos desocupó, trabajamos desde casa posponiendo las comidas con los compañeros de oficina, comenzamos a pedir para llevar, y todo el tiempo que nos sobró para visitar a nuestras familias y decidimos ocupar para “descansar” ahora nos hace falta para hacer lo mismo que tanto postergamos. Vaciamos supermercados para poder quedarnos en casa y comenzar a reconocerla, a mantenerla y darnos cuenta de que, no importa cuánto ganes, que tan “bien” puedas vivi...