Paso un fin más en que me quedo en casa, trabajando, pero sin nada más que hacer, y no es queja, disfruto mucho el tiempo conmigo pero también disfruto aprender o practicar cosas, es algo en lo que no pensé cuando insistí en cambiarnos de domicilio. A más de la mitad del contrato, que se va rapidísimo, por cierto, me doy cuenta que desaceleré mi ritmo de vida muy de golpe, y es que, aunque pasaba horas en el tráfico, siempre había algo que hacer saliendo del trabajo, el café con mis amigas, las clases de baile, las reuniones virtuales (esas no cuentan porque las puedo seguir haciendo, pero si cuentan porque ya no están en mis rutinas), Kimy, extraño mucho tenerla más cerquita a pesar de que hablamos a diario. Los viernes eran de salir, que a las 5 me escribieran "avísame cuando llegues y pasamos por ti", por acá no me he dado la tarea de buscar clases de nada, no tengo amigos que vivan cerca, bueno si pero igual no tienen disponibilidad, y mi roomie no jala a varias co...