Aquí un poco de lo que pensaba por aquellos tiempos en que brincaba de mi primer trabajo (oficial) al actual.
Me senté durante meses en el mismo lugar que encontré justamente
el día que me perdí queriendo caminar por los alrededores de la oficina, todo
era nuevo para mí, las calles, las personas y aquella sensación de no saber cómo
llegué hasta este sitio.
Después de vivir una vida que nadie aquí podría siquiera
imaginar, de ponerle velocidad a mis días rompiendo las expectativas de quienes
callados me miraron pasar, de equivocarme y resistir me detengo aquí, frente a
dos caminos, tan distintos como paralelos, con el corazón en la mano intentando
no dejar espacio para el miedo, "el que no arriesga no gana" me
repito, y no es temor a perder lo que me frena sino la melancolía de este
presente que me sabe a un recuerdo acartonado que bien podría ver en blanco y
negro justo ahora.
¿Lo mejor?
Estos fugaces sentimientos no duran lo suficiente para lograr
cambiar una decisión, porque no importa cuánto desees girar a la derecha,
cuando tu camino se encuentra doblando la esquina izquierda una fuerza
sobrehumana te hará girar tarde o temprano porque siempre, todo vuelve a su
sitio.
Pero al final, no es un dichoso final lo que pretendes sino un alegre
recorrido, que te lleve a volver al mismo parque donde seguirá destellando el
sol como hasta entonces, quizá no encuentres las mismas personas al teléfono o
incluso tal vez si, pero sus interlocutores no serán los mismos, seguro no
estarán más esos niños estallando en risas por que para entonces habrán
crecido, se habrán enamorado o simplemente encontraron un mejor lugar donde
crear sus recuerdos y tu, pasearás de nuevo sobre la misma calle, y aunque no
luzca como la recuerdes, te hará sentir igual a como la miras ahora, porque la
vida es así, siempre sigue pero todos recordamos diferentes realidades de los
mismos lugares. Es parte de nuestra historia, de una travesía que solo se
emprende siempre que eres valiente. Del hecho de vivir un riesgo en la vida, y
levantar la cabeza con gusto por haberte atrevido y cariño, al poder
recordar."
Se valió tener miedo, pero nunca dudas! Ahora me resulta hasta un poco dulce la intensidad con la que vivía las cosas. Eso no lo deberíamos perder jamás.
Comentarios
Publicar un comentario