Que curioso cuando la vida misma no alcanza, cuando lo que somos se queda lejos de lo que necesitamos para llevar la vida que queremos, la eficiencia no alcanza para conservar un trabajo y el amor no solventa una relación, cada persona es un puñito de ideas sobre lo que cree conocer del mundo, en la diminuta parte que conoce de él; somos ideas, aprendizajes, conocimiento, y con suerte, opiniones derivadas de un análisis exhaustivo.
Somos todos diferentes y merecedores de amor y de nuevas oportunidades, de nuevos lugares donde nos podamos compartir, de nuevas personas con ideas por alimentarnos, merecemos vivir la vida como quien observa una estrella fugaz y pide un deseo lleno de la esperanza de confiar en lo que puede conseguir de la vida.
Hoy decidí empezar de nuevo, bueno, no me quedó de otra, la ruptura de mi matrimonio me dejo el amor y las ilusiones en las manos, así como el corazón roto.
Él tomó la decisión por ambos y su vida conmigo cupo en un par de maletas, hablamos toda la madrugada anterior solo para darnos cuenta de que fuimos y pudimos todo, menos ser felices, hasta entonces acordamos hacer lo correcto a pesar del dolor. Me pidió que lo detuviera pero no sería justo forzarlo a estar donde ya no pertenece así que lo dejé ir.
Me quedé un par de días más con nuestros perros, ellos me motivaban a salir, por el paseo, de lo contrario no habría dejado el departamento ni un momento, esos días fueron llevaderos con ellos, hasta que tocó ir a trabajar y por ahí de la hora de comida recibir una llamada suya diciendo que había vuelto por las cosas que faltaron y que se llevaría a los perros, me sentí muy mal, esa mañana me había despedido de ellos muchas veces, como si mi corazón supiera que no los volvería a ver.
Jamás me había sentido tan abandonada como cuando llegue a ese departamento medianamente vació, me rompí al encender las luces y notar la ausencia de mis enanos en el sillón, jamás me había sentido tan sola; me envolví en una cobija y lloré como hace mucho no lo había hecho, hasta quedarme sin aliento, hasta que el pecho dolió, no he tenido episodios de ansiedad pero lo que sentí se pareció bastante a como los describen, en ese momento supe que se había roto algo dentro de mi, en ese momento salí del shock y acepté mi responsabilidad sobre las cosas y que nada sería como antes nunca más.
Me dolió la ausencia, pero dolió más lo que soñamos juntos y que nunca vamos a cumplir, dolieron los días buenos y los planes juntos, dolió hacer lo adecuado porque ninguno de los dos supo rendirse nunca.
Pero la realidad es que ya no tenemos que darnos, nos alejamos tanto de nuestra mejor versión como pareja que quedamos a años luz de estar en condiciones de tener una garantía de que funcionaríamos sin perder el tiempo, nos hicimos mucho daño y con el amor que nos quedaba acordamos no hacerlo más.
Hoy toca afrontar el duelo, lo peor? son las fechas, el hombre que más amé se quedó en el año que hoy termina, la vida que formamos, lo que fuimos en los lugares que habitamos.
No suelo hablar de asuntos tan personales con nadie, por eso escribo, pero irremediablemente, después de tantos años juntos, pronto comenzarán a preguntarme por él, a mandarle saludos, a tratar de averiguar lo que pasó, entonces tendré que afrontar ante nuestro mundo que se terminó.
Y estoy sumamente consiente de que el dolor pasa, que el corazón sana, que la terapia es inversión pero, yo no quería aprender a ser fuerte, yo quería la familia, los hijos, la casa, el futuro, el único inconveniente era que yo quería que él también lo quisiera.
Ambos somos buenas personas y muy brillantes en varios sentidos, fuimos un equipazo pero sumamente incompatibles, por más que traté de conformarme con su pasividad no pude, y él también trato de acelerarse pero tampoco lo logró. Él era "simple" una rutina y hablar de trabajo estaba bien, yo quería más, más que el presupuesto y la comodidad por la que trabajamos, yo quería que fuera fácil todo entre nosotros, yo quería comunicación, confianza y risas, quería abrazos en lugar de flores como disculpas, quise todo eso hasta que un día lo miré a los ojos, como solía hacerlo cuando me hablaba, y no encontré más ese brillo de amor que tuvo por mi, en su lugar encontré tratos mal intencionados, y respondí con indiferencia, poco a poco se activó mi instinto de supervivencia blindándome el corazón y más allá de funcionar eso dolió mucho más.
Entre las cosas que más dolieron fue el darme cuenta del tipo de pareja en que me convertí, la intensa se alejó, se quedó callada y ya no explotaba de amor, sus acciones me alejaron y me fui apagando poco a poco, seguía queriendo sus besos y abrazos pero no estábamos en el mismo canal, lo fundamental para mi se convirtió en sexual para él y, no es queja, pero se trata de tener vínculos claros y recíprocos. Lo lastimé con mi armadura y el respondió con rencor, esa guerra se perdió, para ambos.
Mientras, la vida continua para los dos, lamentablemente no duele menos, pero reparar un corazón roto necesita atención, por eso hoy me imagino a alguno de mis seres más queridos pasando por esto y pienso en lo que yo haría para que se sintieran mejor y entonces lo hago por mi, aunque sin ganas me levanto a diario, trato de distraerme y me forzo a comer sin apetito, al final, pareja o no, lo único que tenemos perpetuamente es a nosotros mismos y merecemos demostrarnos el amor que somos capaces de dar a los demás.
Soy una persona creativa, llena de ideas, teorías, historias, con ganas de hablar pero solo a quien escucha, soy de las personas que se cuestiona todo y esta vez tocó cuestionarme las razones por las que estaba con mi esposo, el resultado fue devastador y se resume en que nunca es tarde para elegirnos y que nos podemos retirar de manera decente de los lugares a los que ya no pertenece.
Me asusta un poco lo que vendrá, pero confío en que podré resolverlo de la mejor manera con los recursos con los que cuente.
Además del amor, me quedo con lo aprendido y con el trabajo de sanarme, de restaurarme, me quedo con la reconstrucción de mis estándares y deseando que mi pimpo sane lo más pronto posible, que encuentre lo que lo haga estallar de felicidad y que la vida le de todo lo hermoso que ahora, con la manos vacías puede recibir.
Deberíamos preocuparnos tanto por la manera en que entramos a la vida de las personas como por la forma en que nos vamos, cerrar las puertas con el mayor amor posible y agradecer al otro por el lapso de vida que decidió compartir con nosotros.
Mau tendrá siempre un lugar muy especial en mi corazón y espero poder ver de lejitos como logra todo eso que me contó que quería. Deseo su felicidad y que sea muy amado, le deseo una gran familia y un legado precioso.
Estamos hechos de lo que nos provocamos, procuremos que sea bueno, sin olvidar que sentimos lo que nos permitimos.
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