Crecí alimentando la idea de que la fotografía es la gran oportunidad de inmortalizar los mejores momentos de la vida y me convertí tanto de ello que incluso pensé en dedicarme a eso, pero pronto me di cuenta de que la idea me encanta solo cuando se trata de mis momentos y personas especiales.
Recuerdo cuando papá compró su primera
cámara, en su casa debe haber al menos 12 álbumes de fotos, porque “para las
paredes las pinturas y para los recuerdos las fotos” diría él.
Hoy decidí quitarme un pendiente
de la lista, llevo meses queriendo vaciar mi cel de fotografías porque el sinónimo
de los álbumes de papá es mi disco duro rojo con las fotos de toda mi vida, un
poco más análogo de lo que se espera para la época, pero me gusta pensar que
encuentro en un lugar toda mi vida en fotos.
Y es que mi relación con la
cámara es seria, pero “especialita” me gustan las fotos de lugares y momentos
pero también con las personas que amo pero solo si ellas las piden de inicio,
me gusta que sea la foto que quiso alguien conmigo, me gusta que tengan buen
ojo, que me tomen fotos lindas y definitivamente soy la persona que se esfuerza
por capturar una super imagen y después, administrarlas, por temas, lugares,
personas, y para prueba mis destacadas de Instagram, lo cual es muy nuevo para
mi porque no subía nada porque aja #tradicionalista, creo firmemente que las
fotos son algo muy íntimo y sinceramente en mi caso, son la razón por la que mi
perfil es privado porque, por que querría que cualquiera tuviera acceso a esa
parte tan preciada de mi vida?
Después, tenemos mi mala memoria
(que por cierto, los estudios que pedí a mi tía que me hiciera reflejaron que en
realidad no tengo mala memoria sino “atención selectiva” lo cual me deja
tranquila porque me deja lejos del Alzheimer y del déficit de atención) el caso
es que, la fotografía me ayuda mucho a literalmente revivir momentos en mi y
eso me encanta.
Hoy tengo la necesidad de ser
juiciosa y vaciar mi galería porque la quiero volver a llenar, porque vienen
viajes y cosas por hacerme feliz y una siempre debe estar lista.
Administrar las fotos es otra
etapa de darles vida, decidir cual se queda y cual no, y por ejemplo, me esta
tocando meter en una carpeta los últimos años con Mau, las fotos de Boster y
Bamba, los domingos familiares con mi tía y muchos pedacitos de mi vida que no
van a volver pero que vale conservar porque me hicieron muy feliz.
También me encantan las selfies,
es la forma más moderna de hacer un autorretrato y dejar en imágenes la manera
en que nos vemos en la vida. Y sé que todo puede sonar muy romantizado pero no
quiero perderme nada importante de mi vida, quien sabe, capaz algún día pueda
sentarme a mostrarle todos esos recuerdos a mis nietos o alguno de mis
bisnietos use una de mis selfies para el árbol genealógico que le pidieron en
la escuela.
Quise venir a contarme eso por si
un día me fastidia el tener que elegir entre fotos, para no olvidar que es la
manera de trascender en el tiempo para y con la gente que me importa. Después
de todo, siempre he pensado que necesitamos selfies con la gente que nos
importa y fotos de los lugares donde dejamos vida.
Me encanta viajar porque me
encuentro en lugares a gente con la que jamás fui, por ejemplo, para mi próximo
viaje llevo recomendaciones de mi tía, y sé que la voy a pensar mucho cuando
esté comiendo donde ella me dijo, y tener foto de eso me llena el corazón de sentimiento
de tener estampitas coleccionables (para mi memoria).
En general, el arte me llena
mucho el corazón, lo que me hace sentir, lo que me hace pensar, lo que me llena
los sentidos, y aunque no soy artista (hartista si), quiero dejar organizada de
la mejor manera la memoria de mi vida.
Y ya, despidos. Vine a hacer
pausita porque tal vez me fastidié un poco de ver igual las dos fotos que tengo
de la ecuación indescifrable de la Sphere, y tener que elegir solo una porque
son muy iguales, pero bueno; alguien tiene
que hacer el trabajo duro.
“Tu fotografía es un registro
de tu vida, para cualquiera que realmente vea”
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